Características
de “la torpeza motriz”:
Estos
niños se encuentran de 2 a 4 años por debajo de lo que es
referencial en su edad. Los síntomas típicos del niño torpe se
muestran en diferentes ámbitos: trastornos de aprendizaje, atención,
lenguaje, irritabilidad, sociabilidad y motricidad.
La
sintomatología característica en el área de la motricidad ha sido
descrita por numerosos autores: Da Fonseca (S.F.), Ruiz (1995),
Cratty (1973). Da Fonseca destaca la presencia de sincinesias,
paratonías, imperfección del movimiento voluntario y arritmias.
Cratty,
destaca los problemas de independización segmentaria a los que llama
diferenciación motriz o capacidad para dirigir sus tensiones y
energías de manera eficaz hacia un grupo de músculos que
intervienen en la tarea y considerarlas mayores dificultades en las
tareas perceptivo motrices que implican la vista con el movimiento,
incluida la coordinación óculo-manual, óculo-corporal y
óculo-pédica.
En
el terreno práctico, el gesto del niño torpe es todo lo contrario a
un movimiento justo, económico, preciso y fluido, tanto en tareas de
coordinación manual como global.
Se
pueden describir como niños que tropiezan con todo y con todos, se
golpean frecuentemente, no son bien admitidos por sus compañeros de
juegos y pueden llegar a desbaratar cualquier proyecto colectivo por
su lentitud, falta de habilidad, pasividad o distracción (Ruiz,
1995).
En
diferentes investigaciones recogidas por este autor, el niño con
torpeza motriz se manifiesta por las características siguientes:
- Poca
eficacia en el manejo de objetos y utensilios.
- Problemas
de equilibrio, lanzamientos, atrapes, golpeos, conducciones.
- Inconsistencia
al actuar.
- Movimientos
extraños.
- Dificultades
rítmicas.
- Incapacidad
para calibrar la fuerza de sus acciones.
- Dificultad
para planificar y organizar sus acciones.
- Dificultades
para escribir, recortar o construir.
- Dificultades
para colaborar en los juegos de equipo.
Además
de las deficiencias motrices presentan desórdenes de tipo socio
afectivo con repercusión en una mala integración en el grupo y
dificultades escolares, hasta considerar mediocres los resultados
escolares de estos niños.
Dificultades
de carácter psicoafectivo, como las siguientes:
-
La inhición.
El fracaso continuo ante la ejecución de las tareas motrices hace
que el alumno con torpeza motriz se sienta inseguro y se inhiba ante
nuevos aprendizajes.
-
La hiperactividad es
muy frecuente en los alumnos con torpeza motriz y se traduce en uno
de los elementos perturbadores dentro del aula generando tensas
relaciones entre los compañeros y dificultando el aprendizaje.
-
La ansiedad,
que puede llegar al temor, incrementa la tensión acentuando la falta
de control muscular.
-
La falta de
atención incrementa
la dificultad perceptiva y el aprendizaje de aquellas tareas basadas
en este mecanismo.
NECESIDAD
DE UNA EVALUACIÓN DEL DESARROLLO PSICOMOTOR DEL NIÑO.
En
lo que concierne a la actividad física-deportiva, los aprendizajes
deportivos, una parte relativamente importante de la población
infantil presenta dificultades de adquisición, ya se trate de
escritura o de la lectura o de las matemáticas. La ó el titular de
la clase, muy a menudo envía a estos niños a personas
especializadas en las alteraciones del aprendizaje, cuando son
importantes. Es cierto que las diversas responsabilidades de la
titularidad de la clase no le permite disponer del tiempo necesario
para hacer pasar una batería completa de test a todos los niños.
Esto tiene como consecuencia que las dificultades menores se
transformas rápidamente en alteraciones de aprendizaje, si las
medidas de reeducación no son emprendidas tempranamente.
La
evaluación del desarrollo psicomotor del niño permite dos cosas:
- El despiste precoz de los niños que podría presentar alteraciones;
- El conocimiento preciso del retraso o las alteraciones que se manifiesten en uno o varios niños.
A
partir de estos resultados de las observaciones, es posible plantear
diferentes planos de reeducación, que se apoyan sobre el postulado
de que existe una relación entre la psicomotricidad y los
aprendizajes escolares.
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